Distancia: 18 Km
Ascenso acu.: 1214 m
Valoración: 8
He dormido mal y me han comido los mosquitos. Esta mañana no hemos podido desayunar, el bar está cerrado y la tienda para comprar provisiones también, queríamos comprar alguna botella adicional de agua, pues en la ruta de hoy no hay fuentes ni manantiales donde repostar agua y la etapa se presenta bastante dura, también partimos temprano a las 7:45 h. Tengo que conformarme con la cantimplora de un litro que llevo, trataré de repartirla durante el día. Pepe lleva litro y medio y Mark que parte con nosotros, leva una de esas de bicicleta que ha llenado como envase adicional. Al salir hablo con una chica, de París, muy joven, entre veinte y veinticinco años, viene en sentido inverso, salió hace 50 días desde el Mediterráneo, solo le quedan tres para llegar a Hendaya, le damos la enhorabuena y marchamos. Partimos del gîte por una pequeña carretera, hasta un camino empinado que nos ha llevado entre un bosque de castaños hasta una majada que hay en un pequeño collado después de salvar 300 m. De desnivel, pequeño descanso, la subida a las crestas de Irpala es bastante larga, dura y empinada y llevamos bastante peso, todavía nos quedan otros 600 m hasta alcanzar la cima, continuamos por una zona de crestas con algunos pasos aéreos no apta para los que tienen vértigo hasta llegar al plano que asciende hasta el borde las crestas. Pasamos primero el Larratéko-Heguia de 962 m y continuamos por el borde con unas vistas impresionantes hasta alcanzar el pico Irpala, de 1044 m donde hacemos una nueva parada junto al vértice, en sentido contrario llega un chaval que viene haciendo la H.R.P. que va por todas las cimas de Euskalherria.
Continuamos por el cortado llegando al collado de Gapelu, el pico de Toutoulia nos queda a la izquierda, y al poco tiempo descendemos hasta el col d’Harrieta, con buena sombra paramos a tomar un poco de agua, tengo mucha sed y voy tomando pequeños sorbos para que me aguante toda la etapa, no sé si al final tendré que pedir a los compañeros, no me gustaría, ya que el agua en la montaña es sagrada y cada uno debe cargar con el agua que necesita.
De todas formas Mark, va muy cansado y va a hacer un alto en el collado, nosotros continuamos para poder llegar antes y poder beber, Mark lleva agua suficiente. Del collado parte un sendero que desciende a la localidad de Urdos, un escape en caso de tormentas.
Desde el collado ascendemos por un bosque al principio hasta alcanzar el Astaté de 1022 m volviendo a descender hasta un pequeño collado y remontar el último pico de las crestas el Buztanzelhay de 1028 m, este último me pareció más interesante que el Irpala, en su cima hay un gran hito donde hacemos un pequeño alto para hacer alguna foto y ver el camino de bajada, un vertiginoso descenso muy empinado y con piedra suelta que a menudo se hace peligroso, hasta llegar al col de Buztanzelhay, un collado herboso donde pastan unos caballos en semilibertad.
Después del collado hacemos una parada al llegar al primer gran árbol que encontramos en el descenso y donde apuramos las últimas gotas de agua, todavía tenemos dos horas por delante. A partir de aquí el sendero se suaviza entre los helechos, lo que hace que sea muy agradable, a pesar de la sed. Los dos últimos kilómetros los hacemos por una pista hasta llegar al gîte d’etape Mendi en Leipars al lado de Saint Etienne de Baïgorry y donde vamos a pernoctar. El gîte está muy bien acondicionado y la gente del pueblo viene a hablar con nosotros, sienten curiosidad por ver de donde venimos y a donde vamos. Al llegar ya estaba instalado un matrimonio inglés que lleva tienda, se van a quedar en ella al lado del gîte, pues hay una zona de acampada. A la hora y media llega Mark. He aprovechado para hacer la colada y hablar de paso con la señora inglesa que habla muy bien francés. A continuación hemos ido a comprar a un supermercado para hacer la cena y para desayunar. Hemos preparado huevos fritos con patatas y salchichas, queso roquefort que hemos untado en tostadas y jamón que no estaba muy bueno pero no lo hemos comido igual, junto con el postre y una botella de vino vasco que por cierto tampoco era muy bueno. Hemos cenado como unos señores.
La señora inglesa nos ha venido muy bien tanto a Mark como a mí, pues hemos comunicado los tres. Sobre las 20:45 hemos dado una vuelta por el pueblo para bajar la comida, pero aquí a esta hora está todo el mundo en casa o en la cama, así que hemos vuelto enseguida al albergue, Pepe se ha acostado enseguida, yo me he puesto a escribir, pero a las 22:00 a la cama.
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