Distancia: 21.11 km.
Ascenso total: 609 m.
Descenso total: 1.443 m.
Altura máxima: 2.205 m.
Altura mínima: 797 m.
Valoración: 7,5
Tiempo de marcha 8 h. 45 m.
Buen desayuno en el refugio del Lac de l’Oule, el dueño es un joven al que le gusta el “grunge”, tiene puesta la música continuamente y su aspecto no da lugar a dudas a la tribu a la que pertenece. Hemos salido juntos con Alan y hemos bordeado el lago por la derecha, por una pista hasta encontrar las marcas del gr. 10, en que dejamos la pista por un sendero en ascenso a la derecha por una zona herbosa, la ruta de hoy la hacemos por zona muy despejada, muy mala en caso de tormenta, pues no encontraremos protección, pero la mañana está despejada, así que esperemos que continúe el buen tiempo, mientras ascendemos nos cruzamos con una mujer que baja sola, y ¡sorpresa! Es de nuevo Martine que ha dormido esta noche en el refugio de Baztan y hoy se dirige hasta el refugio del Lac d’Oredon.
El final del ascenso se encuentra en la bifurcación que viene del Pic de Bastan y de la variante el gr. 10 C que pasa por el refugio y los lagos de Baztan. Hacemos un giro de mas de 90º a la derecha para continuar a media ladera a 300 m. de altura sobre el Lac de l’Oule. Dejamos las pendientes para atravesar las inmensas praderas herbosas d’Arrouye, a la derecha vamos dejando remontes de pistas de esquí, para ascender finalmente hasta el Col de Portet, inmensas obras para la construcción de remontes en el collado, hacemos un descanso para partir inmediatamente, no es muy agradable estar sentados viendo a los obreros trabajando. Un montañero francés ha llegado hasta el Col de Portet subiendo desde Saint Lary.
Nosotros descendemos suavemente por un camino que se usaba en la trashumancia, cerca de la pista que se usa para subir paralelo a los remontes y que viene del pueblo de Soulan. Continuamos por zonas herbosas, el descenso se acentúa un poco más, antes de llegar al Pla de Castillon. Vistas del Valle d’Aure, hacemos un descanso, nos descalzamos para notar el frescor de la hierba en nuestros pies, divisamos al fondo Saint Lary. Alan va a dormir a Azet , se ha unido a nosotros definitivamente. El sol pega muy fuerte sobre la zona herbosa, hemos echado de menos los bosques por los que hemos pasado en etapas anteriores. Comenzamos el descenso hasta Vielle-Aure, primero suavemente por un camino a la derecha del Cap de Pède, para descender fuertemente y en lazadas penetrando en un bosque de nogales y avellanos, cruzando un par de veces la carretera que viene de Soulan a Vignec y Saint Lary. Antes de finalizar el descenso y a la entrada de Vielle-Aure pasamos por unas antiguas minas de manganeso que ahora solo se utilizan para que los turistas las visiten. Juan, viene retrasado, anda fastidiado con la uña del pie derecho, la tiene casi levantada y en los descensos se resiente.
Al llegar a Vielle-Aure decidimos que Juan y Alan continúen directamente hasta Azet y Ángel y yo iremos hasta Saint Lary a comprar algunas provisiones, así que nos separamos. Saint Lary es un pueblo grande y turístico, tomamos unas cervezas y vemos el ambiente, buscamos un supermercado para comprar a Juan bebidas isotónicas pero en Francia no se suelen vender, encontramos el supermercado, compramos provisiones pero no encontramos las isotónicas, decidimos partir enseguida para Azet, pues se está montando una tormenta, los primeros rayos y truenos ya empiezan a sonar y la oscuridad se hace cada vez más patente. Tenemos casi 400 m de desnivel de subida así que cogemos un ritmo acelerado en la subida, el sudor nos cae de la frente como si fuera un grifo. Pasamos primeramente por Bourisp y Estesan, pequeñas aldeas que atravesamos sin parar, los truenos son cada vez mas intensos y tememos que no vamos a llegar antes de que comience a llover, pero un último esfuerzo nos permite llegar antes de que esto ocurra.
Juan y Alan ya se han duchado y descansan en las camas del gîte d’etape “La Bergerie”, muy agradable donde después de hacer una pequeña colada descansamos en una de las mesas situadas en el césped de entrada. Tomamos unas cervezas con Alan y charlamos con uno de los dueños, hijo de bilbaíno, por lo que hablamos un poco con él en castellano. A las 20:00 horas la cena, deliciosa, las chicas de la cocina se han esmerado: Unas frituras de queso y jamón rebozadas con una mezcla de huevo y miel sobre una cama de lechuga, muy rico, y unos filetones de vaca con patatas fritas y de postre crêpes, típicos de aquí.
Mientras cenamos las dos parejas que llevan el gîte y un grupo de amigos descorchan champagne, están celebrando algo. Es de noche y hay muchos rayos, aunque todavía no ha comenzado a llover, nos acostamos y enseguida comienza a hacerlo, tenemos una ventana que da al cielo, donde golpea la lluvia y se dibujan los rayos, ya veremos el día de mañana.
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